Una verdadera fiesta fue la llegada de Tutunendo, el gran jugador chocoano a su tierra.
Así llegó a la cancha en la que durante años tuvo la oportunidad de patear una pelota para hasta llegar a ser uno de los grandes futbolistas de nuestro país.
Carmelo Valencia forjó sus sueños en esa mismo espacio, la misma donde anotó muchos goles siendo aún muy niño.
“El solo pisar esta cancha me recuerda que hice mas goles aquí que en mi carrera. Aquí quedé campeón con mi barrio, con San Antonio”, expresa el exfutbolista Carmelo Valencia.
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Los sueños de los niños de Tutunendo
Ver a estos pequeños hombres y mujeres forjó el anhelo de apoyarlos para que no desfallezcan en su propósito de crecer como futbolistas.
“Se hizo entrega de uniformes, balones, guayos, conos, platillos, que son lo implementos básicos, digámoslo así, para que ellos puedan continuar con su preparación“, explica Valencia.
“Gracias por los implementos, por vinieran, por venir a acompañar aquí y apoyarnos en este deporte, por ser bueno, que sea buena persona y generoso, respetuoso”, emocionado agradece el pequeño futbolista, William Valencia.
“Que en el corregimiento el fútbol femenino sea reconocido. Ese es uno de nuestros sueños, principalmente”, añade la niña futbolista Alexandra Mena.
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En esta población todos se unen para trabajar por el deporte, empresa privada, entrenadores y consejos comunitarios en una población carente de escenarios deportivos en óptimas condiciones pero con talentos desbordantes.
“Venimos adelantando unas gestiones con el tema de la cancha, ya se está radicando el proyecto, ya se han hecho estudios de suelos y todo eso para ver si tenemos una cancha bien”, asegura Clauder Bermúdez, director técnico del equipo de niños futbolistas.
Para el preparador físico del fútbol profesional, Mauricio Rodríguez, esta es una oportunidad de apoyar los talentos, asegura que “ya está la tercera vez que vengo y seguiré viniendo muchas veces más, porque por ahí ya me están diciendo profe, mire, tengo un apoyo por allá en Beté con los indígenas, colaboremos”.
Este es un ejemplo de cómo el deporte se convierte en una herramienta de paz y de convivencia.
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