En Jamundí, un equipo de fútbol femenino emerge como símbolo de resiliencia y sueños compartidos, integrado por jóvenes provenientes de la parte alta de este municipio y el norte del del departamento del Cauca, regiones afectadas por el conflicto armado.
Su nombre es Sportivo V.C, un equipo de fútbol que a través del deporte le apuestan a la construcción paz más allá del terreno de juego.
“El fútbol te permite desarrollar tus habilidades motoras, cognitivas, tomar mejores decisiones, que es lo más importante. Entonces, si tú tomas mejores decisiones, vas a llegar a ser un profesional íntegro. Tenemos madres, cabezas de hogar, tenemos dos madres que son cabezas de hogar. Saca de su tiempo, viene y entrena porque aún ve qué se puede aportar al deporte colombiano y también lo puede ver como proyecto de vida. Aparte de eso, le está dejando un legado a su hija, que es la disciplina y la constancia”, asegura Juan Pablo Mellada, director técnico del equipo.
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Desafiando las adversidades
Algunas jugadoras han decidido desafiar las adversidades dejando atrás los malos momentos y han optado por perseguir con pasión el sueño de jugar fútbol, así lo asegura Sara Acosta, integrante del equipo.
“Yo siempre he dicho que yo siempre pone sus batallas a sus mejores guerreros, y lo hago porque quiero salir adelante en el fútbol. Quiero ser una futbolista profesional y lo hago porque se me fue una persona y yo le prometí eso, porque quiero superarme y darle un ejemplo a mi hijo y llegar a ser profesional“, agrega Acosta.
Una jugadora lleva consigo el legado de valores que ha aprendido de su familia, especialmente de su madre, quien ha sido un faro de inspiración en su vida.
“A mi mamá. Ella siempre desde niña tuvo una situación muy difícil económicamente, entonces ya cuando ella nos tuvo a nosotros, junto con mi papá intentaron pues que que mis hermanos y yo tuviéramos lo mejor posible al alcance de ellos y pues ahora ya grande ella también sigue sus sueños”, narra María Orrego.
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Historias de determinación
Hay historias de sacrificio y determinación donde algunas jugadoras han dejado sus empleos para dedicarse de lleno a esta causa, el fútbol femenino.
El proyecto no sería posible sin el compromiso inquebrantable de los profesores, quienes con alma y corazón guían a estas jóvenes futbolistas hacia un futuro lleno de posibilidades.
“Yo dejé de trabajar y ahí estaba pensando en que podía invertir como mi tiempo restante, porque pues igual es muy complejo el trabajo, así como por por medio tiempo queda muy complejo. Entonces no sé, me dio por buscar en el market play y ahí fue donde donde encontré lo de los bolis y ahí gracias a Dios y con ello y lo que yo llevo para toda la parte es un pulmón”, asegura Yeraldine Fajardo.
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Una familia del fútbol femenino
Son una familia deportiva que ha acogido a nuevas integrantes con el amor al deporte, asi lo expresa María Urrego, “Se siente como una hoguera, se siente caliente, se siente mucha felicidad al estar con mis compañeras y con los profesores, son muy alegres y aunque yo pues yo soy más introvertida, eh? Me Ellas me hacen sentir en confianza”.
Conscientes de las circunstancias que han atravesado. El equipo de fútbol femnino reconoce la importancia del acompañamiento psicológico para sus jugadoras.
“En estos cuatro meses que llevamos de creados y de funcionamiento logramos hacer un convenio con la UNAD en acompañamiento psicológico. Tenemos cuatro cuatro psicólogas al servicio, pues del club como tal y tenemos es un un proceso que se llama de de escucha. Entonces eh a diario se conocen historias de cada una de ellas”, manifiesta su director técnico.
Este equipo no solo es un ejemplo de habilidad deportiva, sino también un testimonio vivo de la fuerza del espíritu humano.
“Son muchas vidas que estamos transformando desde madres, cabeza de familia, niñas, personas víctimas del conflicto armado. Entonces es juntar ese grupo de personas y transformar la vida por medio del deporte y el fútbol”, Jefferson Hoyos,m asistente técnico del equipo.
De esta manera, a través del deporte estas mujeres construyen puentes hacia un futuro más brillante, demostrando que incluso en medio de la adversidad, los sueños compartidos pueden convertirse en una poderosa fuerza de cambio.
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