Hoy 16 de marzo, se cumplen 20 años del asesinato de Monseñor Isaías Duarte Cancino, quien fue reconocido como el apóstol de la paz por su compromiso y firmeza ante la violencia de los guerrilleros y narcotraficantes en el país.
Monseñor había ocupado un puesto importante en la historia de la lucha por la paz en todo el territorio Colombiano; pues desde muy temprano en su trayectoria pastoral, comenzó a luchar públicamente en contra de la violencia y condenó a los delincuentes que acababan con la paz de Colombia.
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Desde su camino en el seminario mostró su inclinación por defender a los mas necesitados, a las comunidades que mas sufrían por las desigualdades y todo tipo de violencia, se desempeñó como Arzobispo de la Diócesis de Apartadó, donde enfrentó grandes desafíos de la violencia armada.
Su cercanía con la ciudadanía y las poblaciones, le permitió conocer de primera mano las vivencias; adelantó mediaciones humanitarias con los actores armados, como lo fue dar apoyo en los procesos de desmovilización de la guerrilla Ejercito Popular de Liberación (EPL) y las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU).
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Trayectoria de Monseñor Isaías Duarte Cansino en Cali
En Cali, Monseñor no dejó de luchar por terminar con la violencia que se estaba viviendo en la capital del Valle del Cauca, sus retos fueron cada vez mas grandes y su pasión por ayudar a la comunidad no lo detenía.
Estuvo al frente de casos de secuestros por parte del ELN en la Iglesia la María (mayo 1999) y el Kilometro 18 (octubre 2000), llevó a cabo un apoyo por liberar a las personas y por acompañar espiritualmente y emocionalmente a las familiar de los secuestrados.
Su actuar a favor de la dignidad humana, desató inconformidades en mucho sectores de la ilegalidad; Monseñor, fue asesinado el 16 de marzo, después de haber estado presente en la formalización de un matrimonio de 103 parejas; al salir de esa actividad en su vehículo, dos jóvenes sicarios le dispararon; acabando con la vida del hombre que defendía los valores de muchos Colombianos.
Hoy, 20 años después sigue vivo su legado, pues creyó desde siempre en que la transformación de las realidades que se vivían en ese momento era aproximándose a ellas desde el mensaje de amor y compasión; siguiendo el legado de Jesús.
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